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Mayahuel, una de las fuerzas divinas primordiales, debía pensar en brindar una fuente inagotable no solo de licores (pulque, principalmente), sino de infinitas utilidades que ayudasen a colmar de manera cotidiana la alimentación (aguamiel, miel, vinagre, mixiotes, flores), el vestido (mantas y cordeles de ixtle, agujas e hilo para coser) y la vivienda (cuencos,recipientes, troncos, tejas y quiotes para pilastras), así como de papel para los códices. Esa fuente era el agave, que además era un ícono del siempre trabajoso pero noble oficio de la agricultura en Mesoamérica. Un grupo de los anahuaca-mixteca, del golfo de México, describe que “ellos inventaron el modo de hacer el liquor de la tierra (tlaloctli); era la mujer la que comenzó y supo primero agujerar los magueyes, para sacar la miel de que se hace el mezcal”. Esta mujer se llamaba Mayahuel, la descubridora del aguamiel.

Hoy día hay una gran variedad de mezcales y tequilas que hacen de su origen una tradición. 

“Para todo mal, tequila, para todo bien, también.

Y si no tiene remedio, pues entonces un litro de mezcal y medio de agüamiel”.

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