Alberto López Gómez, es un indígena chiapaneco de 31 años, que de humilde campesino en su tierra, saltó a la fama internacional al  dar a conocer en New York, la belleza mágica  de sus trajes autóctonos confeccionados con materiales e insumos, totalmente mexicanos. Comenzó a crear su maravilloso universo de la moda, deslumbrando con sus blusas bordadas, huipiles y sarapes, además de cojines, manteles, playeras y monederos, mostrados durante la American Indian Fashion Through the Feather, con diseños de todo el mundo. Creador  de su propia marca denominada en lenguaje tzotzil, K´uxul Pok, que se traduce como “prenda viva”,   se dedicaba a cultivar maíz, frijol y café, en el campo chiapaneco, actividad que los jóvenes desempeñaban por tradición familiar. Sin embargo, al cumplir 25 años, tras vencer la falsa idea de que el tejido era solo para las mujeres, Alberto decidió darle un giro radical a su vida al empezar a diseñar y confeccionar atuendos tradicionales de su región. Hoy maneja una cooperativa con más de 150 artesanas, que acaba de llegar a la máxima plataforma de la moda en Nueva York. "Todo este proceso,  es muy importante para todos los pueblos indígenas que representan a Chiapas y a México. Yo les digo a los jóvenes que luchen por sus sueños y que siempre se pueden lograr", afirma con seguridad este novel emprendedor.

Los gabanes y huipiles de Alberto, fueron presentados en el evento American Indian Fashion Through the Feathers que no estaba vinculado, como se había difundido, al NY Fashion Week o Semana de la  Moda de Nueva York. Pero, para López Gómez es una nueva plataforma. “Es la primera vez y me siento orgulloso de estar aquí, en la semana de la moda participando con nuestro arte también, pero en forma más directa quiero llegar hasta allá, quiero llegar a lograr hasta donde están las más grandes pasarelas y eventos”, señaló Alberto. Durante una sesión fotográfica en un muelle de Staten Island, las modelos lucieron los diseños de López Gómez. Cada pieza es una obra de arte y su meticulosa confección puede tardar meses y hasta años. “Los trato con mucho amor, con mucho cariño porque en cada prenda que nosotros creamos dejamos las historias, dejamos nuestras huellas cada artesano, y por eso me siento contento”, reiteró. Fue la primera vez,  que el diseñador indígena salió de México y lo hizo por una invitación que ganó gracias a sus textiles. Antes de Nueva York, estuvo en Boston, Massachusetss,  participando en una conferencia en la Universidad de Harvard. El viaje tuvo contratiempos, porque la aduana retuvo unos días sus piezas de vestuario, las que después fueron liberadas con ayuda diplomática. “Me preocupé un poco porque las prendas que estaban detenidas representaban un gran trabajo que lleva y no es sólo mío,  es también de mis compañeras; se puso muy complicado, pero gracias a Dios se pudo lograrlo”, señaló el diseñador tzotzil. Alberto, quien anhela muy pronto aprender inglés, se enorgullece de ser indígena, viste siempre de huipil, como una segunda piel. Le emociona hablar de sus orígenes, de su comunidad
y de dar a conocer la belleza ancestral del telar, esa antigua máquina de tejido artesanal.

“Estoy representando a Chiapas a donde quiera que vaya, a México, por supuesto, y me siento orgulloso de ser campesino, trabajador, hablante en tzotzil, la verdad me siento contento aquí.”